- ¿¡Cuantas veces!? - escuche sus palabras retumbar en mi cabeza , por el amor a dios ni siquiera era la primera vez, solo me pude sonrojar, no sabia si de vergüenza o rabia.
- Da igual, es cosa mía - hable calmada, si perdía los estribos perderé la batalla, aun a mi corta edad conocía el chantaje como la mejor de las armas... lo aprendí del mejor.
camine con la firme intención de llegar a mi dormitorio, hace días que no dormía bien y el sueño me empezó a rondar, pero a ellos no les interesa, ellos solo ven lo que quiere ver, mi rendimiento en el día.
Sonreí casualmente al escuchar su intento por detenerme, me di la vuelta observándolos, aguantando cada una de sus palabras como siempre, estoicamente.
Cuanto habrá pasado en ese momento 10 minutos, 1 hora, 3 días, 4 semanas, 5 meses, no recuerdo para mi el tiempo pasaba exageradamente lento. Pero no era normal.
Suspiro. Gritos de rabia.
Silencio...
No lágrimas, No sollozos. No lamentos.
Parpadee confusa. Miradas sobre mi, enfoque mi borrosa vista. Solo un frío reproche hacía mi en sus ojos, mi mejilla marcada, mis ojos ardiendo y mi garganta seca.
- Felicidades - espeté con tranquilidad - oficialmente para mi todos estáis muertos.